Desde el punto de vista de mi fe; me parece aberrante, que casi todos tilden al Todopoderoso como Ente inicuo, que infunde pavor, pues al parecer, -y para los que así piensan- goza en castigar mediante enfermedades u otras aflicciones; siempre y no obstante tras auto-reconocer por estos, sus propias transgresiones y motivos para que se diera el supuesto del que hablo.
No estoy -y jamás estaré- de acuerdo, con las barbaridades y despropósitos que emplean la mayoría de las gentes, para justificar lo efímero de la vida y al mismo tiempo sacar "tajada" en base a ese absurdo planteamiento.
Semejante forma de pensar no se sustenta ni ante las más elementales formas de proceder respecto a lo que llamamos derecho procesal; Non bis idem: locución latina que viene a decir no dos veces por lo mismo. Así las cosas y en este planteamiento, ¿Qué sentido tendría el Juicio Supremo al fin de los tiempos? …
Cualquiera podría invocar ante el juez, el derecho a no ser juzgado por segunda vez y respondiendo: ya fui condenado por ello. O tal vez: ya se me declaró inocente de este cargo.
– Autrefois en francés-
Aquí en España por ejemplo, dicen los diferentes textos jurídicos: No se podrán imponer sanciones penales y/o administrativas por unos mismos hechos.
¿Como entonces y en base a que, pretenden algunos acongojar a sus semejantes amenazándoles con la terrible justicia de HaShem y -al parecer-,tratando de hacer ver que Él, padre sumamente bondadoso que otorga la vida; llegado el caso, actúa y se complace con la destrucción de sus hijos?...
Para mí es fácil de entender:
En realidad, casi nadie se rije por lo que prescribe la Torá; sino por anómalas y viciadas costumbres, que perpetuadas a través del tiempo y lugares -por parte del ser humano-, devienen siempre contra su prójimo.
Maldad generalizada, envidias y venganzas encubiertas e impunes: que lejos de promover la justicia, acaban provocando cuando no la muerte; enfermedades que suponen un gasto innecesario para la comunidad y paradójicamente a muchos, aportan sustanciosos beneficios derivados del comercio de fármacos u otros "dudosos remedios".
¡Que hipocresía! Lo peor, es que siempre acabamos apostillando y con vehemencia: "fué la voluntad de D-os"... ¡Cuan fácil es culparlo de todos nuestros desmanes!
¿Donde queda entonces nuestra busqueda de perfección y en su consecuencia: el genuino respeto- que no temor-, a D-os?... Parece como si tuvieramos demasiado miedo y sin embargo muy poca vergüenza.
Así pues pienso, que todos estos dislates no pueden proceder de HaShem, mi D-os, Él nunca daría una vida, para después tomar la severisima determinación de arrebatarla y/o menguarla.
¡Lo tengo muy claro!…
No estoy -y jamás estaré- de acuerdo, con las barbaridades y despropósitos que emplean la mayoría de las gentes, para justificar lo efímero de la vida y al mismo tiempo sacar "tajada" en base a ese absurdo planteamiento.
Semejante forma de pensar no se sustenta ni ante las más elementales formas de proceder respecto a lo que llamamos derecho procesal; Non bis idem: locución latina que viene a decir no dos veces por lo mismo. Así las cosas y en este planteamiento, ¿Qué sentido tendría el Juicio Supremo al fin de los tiempos? …
Cualquiera podría invocar ante el juez, el derecho a no ser juzgado por segunda vez y respondiendo: ya fui condenado por ello. O tal vez: ya se me declaró inocente de este cargo.
– Autrefois en francés-
Aquí en España por ejemplo, dicen los diferentes textos jurídicos: No se podrán imponer sanciones penales y/o administrativas por unos mismos hechos.
¿Como entonces y en base a que, pretenden algunos acongojar a sus semejantes amenazándoles con la terrible justicia de HaShem y -al parecer-,tratando de hacer ver que Él, padre sumamente bondadoso que otorga la vida; llegado el caso, actúa y se complace con la destrucción de sus hijos?...
Para mí es fácil de entender:
En realidad, casi nadie se rije por lo que prescribe la Torá; sino por anómalas y viciadas costumbres, que perpetuadas a través del tiempo y lugares -por parte del ser humano-, devienen siempre contra su prójimo.
Maldad generalizada, envidias y venganzas encubiertas e impunes: que lejos de promover la justicia, acaban provocando cuando no la muerte; enfermedades que suponen un gasto innecesario para la comunidad y paradójicamente a muchos, aportan sustanciosos beneficios derivados del comercio de fármacos u otros "dudosos remedios".
¡Que hipocresía! Lo peor, es que siempre acabamos apostillando y con vehemencia: "fué la voluntad de D-os"... ¡Cuan fácil es culparlo de todos nuestros desmanes!
¿Donde queda entonces nuestra busqueda de perfección y en su consecuencia: el genuino respeto- que no temor-, a D-os?... Parece como si tuvieramos demasiado miedo y sin embargo muy poca vergüenza.
Así pues pienso, que todos estos dislates no pueden proceder de HaShem, mi D-os, Él nunca daría una vida, para después tomar la severisima determinación de arrebatarla y/o menguarla.
¡Lo tengo muy claro!…
No hay comentarios:
Publicar un comentario